El secreto de los equipos de alto rendimiento

Lo que debe saber para construir un verdadero equipo

Buena parte del trabajo vital realizado en las empresas lo llevan a cabo equipos de trabajo. Sin embargo, construir y mantener equipos capaces de ofrecer grandes resultados no es sencillo. Aunque esperamos que lleven a cabo cosas extraordinarias, la realidad demuestra que los equipos no siempre funcionan tan bien como deberían, que a veces funcionan por debajo de sus posibilidades o que incluso fracasan. Entonces, ¿qué es lo que les impide ofrecer buenos resultados?

Qué es lo que de verdad necesitan los equipos?

Los equipos necesitan jugadores de equipo fuertes para funcionar bien. Personas que hablen sin reservas y expresen sus ideas y pensamientos de una manera clara y honesta. Además, es necesario que los miembros de un equipo escuchen a los demás y se respeten.

Sin embargo, la combinación de distintas personalidades, actitudes, formación y experiencia no siempre facilita la colaboración o la comunicación. Mientras que algunas personas tienen un carácter entusiasta, solidario y servicial, otras pueden actuar a la defensiva y dificultar el trabajo diario con ellas. En ocasiones, las relaciones son competitivas o las personas se muestran reservadas porque no se identifican con su equipo de trabajo. Eso puede provocar conflictos tácitos, un ambiente tóxico o una falta de compromiso que afecte negativamente al rendimiento del equipo.

«Los líderes tienen que encontrar estrategias para abordar estos desafíos y ayudar a sus equipos más importantes a rendir al máximo nivel. Si estos líderes están dispuestos a tomar la decisión adecuada y a guiar a sus equipos hacia el éxito, primero deben comunicar con claridad cuál es el significado de un verdadero equipo», señala Thierry Stéphan, consultor sénior de Krauthammer especializado en ayudar a consejos de dirección y equipos de trabajo a convertirse en grupos de alto rendimiento.

Según Thierry, los equipos que generan un buen rendimiento siempre están motivados por:

Un propósito común:

Un equipo debe tener una raison d’être, un propósito creíble relacionado con el logro o con la generación de resultados avanzados. Una unidad de alto rendimiento «asume la responsabilidad» de este propósito.

Objetivos de rendimiento claros:

Muchos equipos de dirección se esfuerzan por encontrar un propósito y una estrategia y por asignar la cantidad de tiempo adecuada entre todos los asuntos que consideran importantes. Pero si un equipo quiere tener éxito, necesita tener objetivos definidos. Además, estos objetivos deben estar basados en las aportaciones de cada uno de los miembros del equipo. Unos objetivos sólidos inspiran y plantean retos en positivo a los equipos, lo que les da un sentido de urgencia y ambición.

Modus operandi:

Un equipo efectivo tiene muy bien definidas sus funciones y responsabilidades. También ha acordado un método de trabajo y un proceso de toma de decisiones.

Rendición de cuentas mutua:

A nivel individual, la mayoría de la gente no tiene problemas a la hora de asumir responsabilidades. Sin embargo, en un equipo efectivo, sus miembros también asumen responsabilidades de manera colectiva por sus objetivos compartidos.

Sin estos elementos, un equipo corre el riesgo de no poder satisfacer las expectativas o de no lograr sus objetivos.

El paquete de alto rendimiento

Así pues, ¿cómo puede tener la seguridad de que su equipo no solo se limita a llevar la etiqueta de ‘equipo’ sino que cuenta con todo lo necesario para lograr resultados? A continuación planteamos algunas ideas en torno a la composición y las dinámicas de los equipos que, en nuestra experiencia, han demostrado su eficacia.

1. Seleccione la dimensión adecuada

Los estudios indican que la efectividad de un equipo empieza a disminuir si el número de personas que lo integran es superior a diez. A partir de ahí empiezan a formarse subgrupos que fomentan comportamientos disgregadores. Además, los equipos grandes debilitan la responsabilidad de las decisiones grupales, ya que no hay tiempo suficiente de escuchar a todo el mundo.
Con un equipo más reducido de entre dos y seis personas es más fácil que todas ellas compartan sus experiencias y contribuyan a los objetivos del equipo.

2. Establezca la dirección y llegue a acuerdos con todos los miembros en relación a los objetivos del equipo

El primer acuerdo consiste en estar alineados en la misma dirección, con una creencia compartida en torno a la estrategia de la empresa y a las responsabilidades que debe asumir el equipo para llevarla a cabo. Muchos equipos de dirección se esfuerzan por encontrar un propósito y una estrategia.

3. Implique a las personas adecuadas con las capacidades adecuadas

Más allá del tamaño del equipo, debería tener en cuenta las habilidades y actitudes complementarias que cada miembro del equipo puede aportar al grupo. ¿Reconocen las oportunidades de mejora? ¿Se sienten responsables del éxito global de la empresa y no solo del éxito de su propia división o departamento? ¿Tienen la energía de perseverar cuando las cosas se ponen difíciles?

4. Cuente con un equipo

Decida de una manera colegiada quién se encargará de qué, qué habilidades es necesario desarrollar y cómo se tomarán y se adaptarán las decisiones. Asegúrese de que todos los miembros, incluido el líder, estén en condiciones de contribuir a los resultados del equipo de manera concreta.

5. Mantenga la motivación del equipo

Cree un ambiente con una energía positiva para los miembros del equipo, en el que sientan que pueden asumir riesgos, innovar, aprender de las ideas de otros y lograr algo que sea importante… y también contra todo pronóstico.

6. Ayude al equipo a optimizar continuamente la comunicación.

Una comunicación abierta y honesta, así como la voluntad de asumir las situaciones de conflicto entre los miembros del equipo, es fundamental a la hora de generar confianza y respeto: un requisito indispensable para contar con equipos efectivos.

7. Reuniones

Una de las quejas más habituales es que pasamos demasiado tiempo en reuniones. Sin embargo, el verdadero problema no es el tiempo sino el contenido de estas reuniones. En las reuniones de equipo se deben tratar únicamente aquellas cuestiones que requieran la intervención colectiva del equipo, no solo con el fin de emplear correctamente el tiempo del grupo sino también para promover un sentido de propósito.

El trayecto hacia un equipo de alto rendimiento de Krauthammer ha sido diseñado específicamente para los equipos de alta dirección. Nuestro programa abarca cuatro ejes cruciales: misión del equipo, espíritu de equipo, desarrollo del equipo y trabajo en equipo. Las sesiones incluyen temas específicos y otros más genéricos, y tanto los contenidos como la duración del programa son flexibles.

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